Los deportes de equipo, especialmente aquellos que requieren un desarrollo estratégico, como el fútbol sala, hacen que los jugadores aprendan a trabajar en equipo. Esta es una característica que debe desarrollarse desde una edad temprana y es muy valorada en el mercado laboral, además de ser importante en la vida adulta en general.

Incluso las actividades individuales también pueden despertar esta cualidad. Ningún deportista alcanza la excelencia por sí solo. Con práctica y disciplina, los jóvenes se dan cuenta de la importancia de depender de otras personas y trabajar en grupo. Al aprender a trabajar en grupo, estos jóvenes desarrollan nociones de respeto, convivencia en sociedad y liderazgo.